Manifiesto

Mi vida va de cambios, de gente que pierdo y a otra a la que nunca podría perder. De personas y tiempos equivocados y de historias a medio hacer, de cuentos inacabados y sueños por reconocer.
Va de superación, o mejor aún, de autosuperación, porque he de reconocer que después de 20 años sigo pensando que no he logrado encontrarme a mí misma y que posiblemente tarde bastante en hacerlo, pero sí que he encontrado a personas que me hacen ser yo misma y eso, visto lo visto a día de hoy es mucho. Porque aunque cambie al día mil veces de opinión y sea la persona más cabezota del mundo, siempre he sido fiel a mí misma y a mis principios y aún siendo vulnerable he sido fuerte cuando todo iba en mi contra.
Alguien consiguió tocar mi punto débil y me hizo tambalear, casi caer, pero nunca han conseguido que deje de luchar. Me enseñaron a querer de forma diferente e incluso me enseñaron a amar y aprendí a ver nuestros defectos como parte de nosotros, como cualidades alterables que no deben faltar.
Va de contradicciones, de sí-no y de amor-odio, de te quieros pero no me convienes y de a veces no te aguanto pero otras no puedo separarme de ti, con días de sonrisa de idiota y otros de lágrimas sin motivo. Puedo ser adorable e insufrible al mismo tiempo en menos de una hora.
Va de locuras, se me pueden pasar por la cabeza en menos de un minuto mil locuras que me encantaría hacer, de esas que nunca acabamos haciendo, haría cualquier tipo de tontería solo por una persona... O quizás dos. Hay una persona que me hace perder la cabeza en cuestión de segundos y al mismo tiempo es la única persona capaz de calmarme, me dirige a su antojo y deseo y le encanta hacerlo.


Va de cosas sin sentido, de controversia, de amistades infinitas, amores reñidos y recuerdos compartidos que se quedan para mí, de épocas que borraría de mi memoria y personas que llegaron por error a mi vida, de lugares imborrables y promesas incumplidas y otras tantas por cumplir.